Actualizarnos para seguir siendo competitivos

Artículo incluido en el libro “Lo que creo que es cierto pero no lo es”, publicado en febrero del año 2022, disponible para descarga aquí.

Así como actualizamos frecuentemente las aplicaciones de nuestro móvil para que funcione correctamente, así también debemos actualizarnos nosotros para funcionar en un mundo que cambia cada vez más rápido.


– ¿Descargaste la última versión del WhatsApp?
– No, no es necesario…cuando se encuentre disponible, se actualiza automáticamente.
– ¿Todas las apps se actualizan automáticamente?
– Casi todas, mira la configuración de cada una en Google Play.

Hasta hace un tiempo esto no era posible. Ni siquiera en la computadora. Ahora, ya no tienes que estar atento a la actualización de las apps en tu teléfono porque puedes automatizar el proceso.

Además, cada cierto tiempo también actualizas tu smartphone. Esa actualización puede tener lugar por motivos externos (robo, pérdida, regalo) o por propia decisión (status, funcionamiento, otros).     

Así como todos tenemos diversas apps en nuestro teléfono y en nuestra computadora que se ocupan de diversas tareas y nos simplifican la vida, podemos entender que los procesos cerebrales que utilizamos para pensar, evaluar situaciones y tomar decisiones son una forma de aplicación personal (o aplicación cerebral “brain app”).

Esas “aplicaciones cerebrales” (“BA” a partir de ahora) deberían funcionar correctamente. O al menos, esperamos que funcionen correctamente.

Si evaluamos correctamente las situaciones y tomamos las decisiones correctas, nos acercaremos a lograr lo que deseamos. O al menos, así pensamos que debería funcionar.   

Si eso es correcto, entonces lo contrario podría también serlo. Es decir, evaluar incorrectamente las situaciones y tomar decisiones incorrectas, nos aleja de lo que queremos lograr (o no nos acerca lo suficiente a lo que queremos lograr, generando angustia, frustración y/u otros sentimientos). 

Para comparar la energía e intensidad que aplicas en la actualización de las apps de tu smartphone, versus la energía e intensidad en la evaluación y actualización de tus BA (aplicaciones cerebrales), te pregunto: 

¿Evalúas, en alguna oportunidad, la efectividad de tus aplicaciones cerebrales BA? ¿Te entrenas para actualizarlas y mantenerlas funcionando correctamente? 

Estos procesos de actualización no son automáticos. Estos procesos de actualización dependen de tu decisión. 

Un síntoma de que las BA no funcionan correctamente, podría ser la queja permanente al no conseguir lo que deseas. Si te quejas todo el tiempo porque no logras lo que quieres, es posible que estés analizando incorrectamente la situación, y/o es posible que no estés tomando las decisiones adecuadas, y/o es posible que no estés implementando esas decisiones en forma correcta.

Enojarte y/o quejarte no va a hacer que las cosas cambien. Hacer cosas distintas podría ayudar a que las cosas cambien.

Para hacer cosas distintas, debemos –primeramente– entender en qué mundo estamos participando: si tu mundo es Nokia, las aplicaciones para Nokia funcionan bien. No vas a lograr resultados iPhone, pero dentro del mundo Nokia puedes destacar. 

Pero si llegas a la conclusión que tu mundo es iPhone, necesitas procesos (BA) que te permitan competir en ese mundo. Si no entrenas y actualizas tus BA, podrías estar utilizando procesos de un Nokia 3210 para un mundo iPhone 13.

El Nokia 3210 fue, en su época, el mejor teléfono celular. Su momento fue el año 1999. Hoy ni siquiera califica como smartphone.  

Este proceso de actualización del que hablo aplica a todos los ámbitos. Aplica a los teléfonos celulares, aplica a las aplicaciones para teléfonos celulares y también aplica a nuestras aplicaciones cerebrales BA. Todos necesitamos estar actualizados para evitar perder competitividad (es decir, para evitar dejar de tener capacidad para competir).

Veamos un caso del ámbito deportivo:

En el año 2015 tuvo lugar el “Simposio de Entrenadores Argentinos de Voleibol”. En una conferencia presentada por Daniel Castellani[1], exjugador y entrenador, dijo que –como entrenador de la selección argentina– le propuso a uno de sus mejores jugadores (Guillermo Quaini) que cambiara de posición. Guillermo era un excelente opuesto (el mejor en el país), pero a nivel internacional no formaba parte de la élite. Si Guillermo quería formar parte de la élite mundial del vóley, como opuesto no iba a poder lograrlo. En un primer momento, Guillermo no se mostró interesado, pero cuando fueron al Mundial de Grecia y vio el nivel del resto de los opuestos, cambió a posición de receptor. De esta forma, sí se convirtió en un excelente receptor de nivel internacional.

El proceso de entrenamiento y actualización es constante y no finaliza nunca. La motivación es la base del aprendizaje. Y esa motivación, dependerá de las metas que te hayas propuesto.

La decisión es nuestra.

Si tienes potencial de iPhone, no te quedes funcionando como Nokia. Porque “cocodrilo que se duerme es cartera” según el dicho popular. 

* * *


[1] Conferencia de Daniel Castellani en el Simposio de Entrenadores Argentinos. 6 de agosto de 2015.

Dejá un comentario