Fred Kofman, coach ejecutivo y asesor en materia de liderazgo y cultura, menciona que -cuando se trata de liderazgo- el error más común es hablar sobre su importancia sin ponerlo en práctica.
En las organizaciones, se piensa en entrenar a los líderes para que le digan al resto lo que tiene que hacer. Esa forma de pensar la capacitación y el entrenamiento en liderazgo no es correcta, porque el resultado que debemos alcanzar es que los líderes sean ejemplos inspiradores.
Esto no significa que un líder no pueda cometer errores o sufrir algún desvío. Esto puede ocurrir por diferentes motivos y es normal. Lo que resulta imperdonable es el error que tiene lugar cuando esta persona, al comunicarle el desvío, se enoja y/o muestra una actitud amenazante. Su posición no lo autoriza a comportarse de esa manera. Y esa conducta destruye todo proceso de cambio cultural y/o de credibilidad en el liderazgo.
El líder es aquel que -con su conducta- demuestra sus valores e inspira a otros, siendo coherente y consecuente entre lo que piensa, lo que cree, lo que dice y lo que hace. Y que, cuando se equivoca, corrige su error.
El líder es aquel que convierte su vida en una obra de arte, inspirando a los demás para que todo el mundo pueda decir: esa es la forma de vivir.
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