Alguien tiene un problema. Alguien tiene una respuesta al problema. Alguien tiene las habilidades para configurar esa respuesta como solución en formato de producto o servicio.

Identificamos un problema. Identificamos quién tiene el problema. Identificamos su disposición a pagar por la solución al problema.
¿Qué es una oportunidad?
Una oportunidad es un espacio donde yo puedo intervenir, con mis habilidades, para resolver el problema de alguien -en forma de producto o servicio- dispuesto a pagar por esa solución.
Las señales para diseñar oportunidades están a nuestro alrededor. Enfocamos nuestra atención en circunstancias que definimos como problemas. Nuestra atención y enfoque nos ayudan a descubrir la existencia de problemas que podemos convertir en oportunidades de negocio.
Muchos emprendedores inician su negocio respondiendo a sus propios problemas, pero no explican su propuesta desde el problema que resuelven.
Si, como emprendedores, explicamos el problema que resolvemos y la solución que aporta nuestro producto o servicio, estaremos comunicándonos de una manera que nuestros clientes comprenderán.
En definitiva, lo que debe responder todo emprendedor no es “qué vende” sino “qué problema resuelve y qué solución aporta”. Todos los emprendedores saben qué venden; pocos saben qué compran los clientes.
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