Artículo incluido en el libro “Piensa. Decide. Actúa”, publicado en marzo del año 2021, disponible para descarga aquí.
Una idea no vale nada; el valor de una idea empieza a ser evidente a partir de su efectiva implementación.
He escuchado a muchos emprendedores interesados en vender sus ideas. También los he escuchado divagar sobre el precio de sus ideas. Dicen: “cuando salga al mercado ganaremos muchísimo dinero.”
¿Para qué esperar a poner en marcha la idea? Al no hacerlo, estamos postergando la posibilidad de ganar todo ese dinero. Hay que tener en cuenta que el valor de una idea es cero. La probabilidad de vender esa idea también es cero. El valor de esa idea comienza a subir con su efectiva implementación, cuando podemos proyectar ingresos a partir de la generación de un sistema.
Con los clientes que quieren vender sus ideas, siempre tengo esta conversación:
Cliente: – ¿Por dónde comenzamos?
Yo: – Por el principio.
Cliente: – ¿Y cuál es el principio?
Yo: – El principio es usted.
El principio siempre es la persona, no el negocio. La persona debe cambiar su perspectiva, para implementar su idea antes de pensar en vender el sistema efectivo que haya creado como empresa.
* * *