Artículo incluido en el libro “Piensa. Decide. Actúa”, publicado en marzo del año 2021, disponible para descarga aquí.
Hay dos formas de desparramar luz: ser la vela desde donde se emite o ser el espejo en el cual se refleja. Puedes ser esa vela y emitir la luz, o puedes ser el espejo en el cual la luz se refleja y también ser potente en su transmisión.
Hay quienes desean ser la vela y transmiten buena luz; hay quienes desean ser esa vela, pero no tienen las capacidades para serlo y se frustran, se angustian, se enojan con ellos y con el mundo. En ese caso, hasta desarrollar las capacidades requeridas para emitir luz, es mejor que reflejen la luz de otros.
Para ser la vela, necesitamos entender qué se requiere. Esto también significa que, para reflejar la luz de la vela, también hay que entender qué se requiere.
No es más importante ser la vela que reflejar la luz de ella. Porque siendo vela podemos lograr que otros quieran serlo también. Reflejando la luz de la vela podemos lograr que esa luz alcance a quienes no pueden recibirla directamente.
Todo rol es importante. Pero más importante es que cada uno identifique cuál es el rol que mejor representa su propósito.
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